Saber dar y saber recibir

16 Noviembre, 2019

Las almas son compañeras de ruta. Al decidir compartir vivencias, unas veces toca ayudar y otras veces ser el ayudado. Una de las lecciones más amorosas y fuertes que aprendí este año fue que parte del servicio que uno viene a brindar al mundo es el de Abrirse a la ayuda, abrir las manos a lo que otros pueden darnos, lo que han venido a darnos. Permitir la ayuda es ayudar a que otras almas realicen una labor que vinieron a concretar.

A veces desde la autosuficiencia que nos imponemos, nos cerramos. No nos damos cuenta, no lo hacemos a propósito, pero nos cerramos más de lo que creemos. Pensamos que tenemos que "arreglarnos solos" o que "en realidad nadie puede ayudarme", y sin embargo no siempre es así. Las almas se convocan, se llaman, y responden de alguna forma, simplemente dando lo que desde su vibración y experiencias pueden dar... "Hoy por ti y mañana por mí" dice el refrán, pero es más profundo que eso. No se trata de compensación ni devolución de favores (como lo interpretaría el ego); es un acuerdo hecho desde el amor más elevado y puro en un tiempo infinito.

La ayuda puede ser un ida y vuelta o puede ser como en la ilustración, algo que se brinda en cadena. Puede ser invisible, incluso imperceptible, pero cada alma que nos toca está dispuesta a dar algo valioso de sí misma, no necesariamente bonito, pero sí valioso. Tengo tanto que agradecer a las almas que estuvieron y están ahí ayudándome. Bendita sea la ayuda cuando llega, y bendita nuestra posibilidad de ayudar en lo que se pueda y sepa, desde nuestro lugar, a quien nos lo permite.

¿Hay algo que colme más el corazón que sentirse útil para los demás? Brindar ayuda y permitirnos recibir la ayuda son dos de los grandes aprendizajes del alma, así lo siento.. :)

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