29 Enero, 2021
"Oír, oiréis, pero no entenderéis; mirar, mirareis, pero no veréis.
Porque se ha embotado el corazón de este pueblo; han hecho duros sus oídos y sus ojos se han cerrado." (Mateo 13:1415)
Se produce ceguera espiritual cuando la Mente se coloca por encima de la Consciencia.
Hay cosas que no vemos y que no sabemos que trascienden el hecho en sí de lo que vemos. Lo que no vemos es la transitoriedad, el devenir (pasado-presente-futuro), lo que conforma nuestra realidad en su totalidad. Llamamos Éter a lo invisible que atraviesa el Cosmos. Lo que vemos es el testigo, el Efecto, y no la Causa que nos está aún velada.
Suele relacionarse la ceguera espiritual con la actitud cerrada y negadora, incluso fanática, en situaciones en que nos ayudaría mucho más tener amplitud de miras, ser más flexibles o menos rutinarios. Tiene que ver con imponer nuestras creencias a los demás, cuando no nos hacemos el tiempo para conectar con nuestra divinidad (oración, meditación, introspección), cuando aseveramos cosas sobre las que no hemos reflexionado, sólo porque nos han dicho; cuando no hay introspección ni sinceridad para con nosotros mismos en nuestra práctica espiritual. Otra actitud con la que se relaciona la ceguera espiritual es la que nos hace sólo aceptar lo que podemos ver y tocar, negar el aspecto sutil de la vida, volviéndonos excesivamente materialistas.
El extremo fanático de la ceguera espiritual termina afectando a nuestro entorno cuando chocamos contra las creencias de las otras personas y nos sentimos agredidos u ofendidos por ellas, con la consecuente reacción en forma de insultos o burlas. La persona suele ser hiriente con gente a la que quiere, sólo porque no puede aceptar las cosas en las que cree o siente como "su" verdad.
Es importante el tema porque afecta el crecimiento personal y produce daño en las relaciones. Genera en las personas incomprensión, sentimiento de rechazo, sentimiento de ser inadecuado, poniéndose a la defensiva y creando el escenario perfecto para la incomunicación. El distanciamiento no sólo social, sino con nuestro ser álmico.
"El hombre no acepta naturalmente las cosas del Espíritu de Dios, son locura para él.
Y no las puede entender porque sólo espiritualmente pueden ser juzgadas." (1 Corintios 2:14)
Tiene sentido para mí que al consultar al Tarot sobre la ceguera espiritual, aparezca La Templanza. Había leído que el ángel que aparece en la carta es ciego y presté atención a ese detalle. Sus ojos son dorados, ¿La Templanza está ciega o está llena de Divinidad? Como buena mediadora puede que tenga un poco de cada uno.
Ejercicio con el Tarot de Marsella: ¿Qué es la ceguera espiritual para el Tarot?
10 de Oros, El Ermitaño, As de Copas.
Hay un valor espiritual en los oros que aparecen en el Tarot. En esta carta las monedas configuran un "mundo" en una escala más humana, material. El Ermitaño profundiza, desmenuza, analiza y sobre-analiza, es el que reflexiona "¿me sirve o no me sirve?". As de Copas es la expresión más pura del Agua, elemento que asociamos a las emociones, a la Espiritualidad. El As contiene a la Mente (simbolizada en el pájaro) siendo ésta parte de su estructura. En esta carta, la Mente está, pero no domina.
En esta combinación, El Ermitaño pone su atención en los oros y le da la espalda al as. Cuando pregunto al Tarot qué es la ceguera espiritual, la tirada me dice que:
Es la experiencia práctica y concreta como lo único que cuenta. Bajo esta luz, El Ermitaño deja de buscar misterios y se considerará un gran sabio, anclándose en un saber que se secará con el tiempo.
Es cuando se observa el logro sin valorar el aporte emocional o espiritual que la experiencia trae. Bajo esta luz, El Ermitaño convierte su humildad y bajo perfil en acción por conveniencia.
Es la búsqueda de la ganancia personal, sin tener en cuenta que hay cosas que trascienden lo material. Y bajo esta luz, El Ermitaño transforma su austeridad en mezquindad.
Cuando perseguimos la riqueza material olvidando la espiritual, nos quedamos ciegos a lo divino en nuestra realidad o en nosotros mismos. Sin el Amor, la soledad se transforma en aislamiento.
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Hacer el Bien es hacer lo verdadero, no lo perfecto.
Lo verdadero vuelve perfecto lo imperfecto.
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Con el matiz de La Templanza, la lectura se dulcifica y describe un proceso que lentamente nos lleva a descubrir lo divino en lo humano, a transformar lo costoso en valioso; lo valioso en invaluable.
Un proceso que busca reconocer la propia experiencia como maestra y guía en nuestra vida.
Si La Templanza pide entender, El Ermitaño comenta que ese aporte lógico viene con amor incluido, viene con el tiempo. Hay que ser dedicados y pacientes.
La Templanza es la representación de quien busca el aprendizaje en las situaciones, descubrir lo mejor de las personas, ver el medio vaso lleno, integrar. Trata de ver más allá de las apariencias, no impone y no deja que le impongan. No interviene en el otro, lo deja ser.
Sin olvidar que La Templanza es la carta de la Moderación y que mira en la dirección de su arcano predecesor (Arcano XIII, La Muerte), interpreto que "Ver" es un proceso de curación, de transformación, pero esencialmente de Aceptación de una realidad con la que se está aprendiendo a negociar. La Templanza dice: "Aceptando, cambio, me transformo, mejoro". La moderación lleva a no juzgar.
La Templanza mezcla lo espiritual con lo mundano. Nos dice que la experiencia práctica necesita incorporar una intención pura en sus acciones.
La Aceptación de lo que no se ve es lo que hace La Templanza. El punto medio perfecto.
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La Templanza:
"Cuando descubrimos el Amor implícito en nuestras experiencias, es cuando vemos el valor de lo que hemos vivido y todo lo que nos ha enseñado.
Apreciamos nuestras experiencias de vida como nuestras grandes maestras, dejamos de cuestionarlas.
Podemos mediar entre lo que entendemos y lo que no entendemos.
Podemos Ver el punto medio de las cosas."
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