Llevamos arraigadas en nuestra memoria individual y colectiva creencias que atentan contra nuestra capacidad de decidir de acuerdo a lo que vibra con nuestra esencia. Reconocer estos condicionamientos es el primer paso para descartarlos.
Para el alma, la vida es parecida a un parque temático; pero el ego es quien tiene que ponerle el cuerpo a lo bueno y lo malo de la vida, el ego carga con el sufrimiento; y ahí es cuando se produce la primera enemistad que separa la experiencia del alma de la experiencia del ego. Por eso se comprende al Espíritu como el gran Unificador, porque está más allá de esa dualidad y la contiene. Lo contiene Todo.
Cuando conscientemente conectamos con esa Fuente más allá de la dualidad, autorizamos a que las partes sean reconciliadas por esa Gracia, y es a partir de ello cuando nos llegan informaciones que pueden entrar en conflicto con nuestras creencias y generar resistencias. En nuestro corazón se abre una puerta nueva que nos lleva hacia un camino libre de culpas, pero hacer esto es una tarea que requiere mucho amor y paciencia (o paz-ciencia, tal como me llegó desde Registros).
Las creencias y los prejuicios sustentan nuestras emociones y afectan nuestro buen juicio. Se transforman en una prisión personal cuando condicionan nuestro crecimiento, nuestra prosperidad, cuando impiden liberar culpas o sintonizar con nuestra esencia.
El propósito del enlace con lo "Superior" es unir nuestras partes - alma y cuerpo -, y no profundizar la separación. Es decir, integrar la voz del alma de tal forma que nos ayude a comprender y amar la experiencia del ego*. Esto también implica usar a nuestro favor, si cabe la expresión, lo que vemos proyectado en la Humanidad como sombras, lo que creemos que pertenece al afuera. El Ho'oponopono nos ofrece para ello herramientas de gran simpleza.
Aplicando la técnica de Ho'oponopono podríamos decir:
Divinidad, limpia y borra en mí las memorias, programas,
patrones y creencias que acallan la voz de mi Alma.
Lo siento. Te amo. Gracias.
O bien, podemos simplificar y repetir:
Fuente Perfecta. Fuente Perfecta. Fuente Perfecta.
Manifestando así la intención concreta de limpiar nuestro canal de conexión con la Fuente y de enraizarlo.
(*Se trata de integrar la voz del alma para conocer sus limitaciones y trabajar con el Espíritu (el Unificador) para obtener recursos para superarlas, orientados a mejorar la experiencia en este plano.)