Imbuido en un escenario lunar, El Ermitaño no pierde su luz ni la guía de su sabiduría. Aquí, la luna llena lo observa y aclara el recorrido que tiene por delante. De esta forma, el anciano puede ver las dificultades y también por cual camino eludirlas. El simbolismo de esta carta hace hincapié en su carácter intuitivo y en que su andar tiene un objetivo.
El cangrejo que aparece a las espaldas del viejo sabio es un animal que aparece también en el arcano XVIII (al igual que los perros), ambas cartas están hermanadas. El simbolismo del cangrejo nos recuerda que no todas las rutas son necesariamente directas. Los cangrejos no van en línea recta sino con movimientos zigzag, avanzan y retroceden,pero son sumamente perseverantes y decididos sin importar cuánto tiempo les tome llegar a su meta.
Esto refuerza la idea del Ermitaño que más allá de las vías ortodoxas, hay otras vías para lograr un objetivo. No le teme al ensayo y error ni a la soledad, y se siente protegido frente a lo que tiene por delante. Es un guerrero espiritual. El se aleja conscientemente de los caminos tradicionales, no busca seguir la corriente sino llegar a su destino por la ruta de menor resistencia, una más natural y personal. En el camino se vuelve más sabio, no por poseer conocimientos teóricos sino por saber cómo aplicar sus experiencias. Son estas experiencias las que le aportan un plus de claridad, una intuición más visceral, un conocimiento profundo del lado A y del lado B de la vida para encontrar su lugar en el mundo, su espacio de pertenencia.
Foto: La Luna y El Ermitaño del Tarot Viceversa.